CUENTOS PARA REFLEXIONAR


EL VIADUCTO DE LAS BENDICIÓNES
(CUENTO CORTO)
(Autor: IVAN CARRASCO AKIYAMA)
Aquel niño llamado Jesús era de mirar profundo, observaba el cielo con gran respeto y admiración, tantas estrellas repartidas en la inmensidad y más aún, imaginaba la gran noche en la que “Papa Noel” llegaría en su gran trineo cargado de regalos. Como todo niño, el pequeño Jesús, esperaba un juguete especial. La gente comentaba en la gran ciudad sobre ésta fecha: compromisos, regalos, fiesta y alegría. La ciudad tenía varios viaductos que comunicaban las diversas zonas, pero entre todos ellos sobresalía uno, por su gran envergadura y construcción muy antigua, llamado “Viaducto de las Bendiciones”. Se decía que aquellos que transiten por él, justo a medianoche recibirían bendiciones materiales y espirituales durante todo el año.
Debajo del viaducto, por las noches pernoctaban vagabundos y adictos a substancias alucinógenas, como pegamentos y derivados del petróleo. De alguna forma, también ellos soñaban con aquella fiesta de fin de año aún que muy dentro sabían, que nadie los recordaría ni les traería regalos.
Jesús, vivía debajo del viaducto desde la fecha en que murieran sus amados padres. La gente del lugar los llamaba “La familia Navidad”, por el nombre de su padre: José Navidad y el de su madre: María de los ángeles. Cuando nació el pequeño Jesús extrañamente sucedió que tres ebrios aparecieron de la nada, reían y cantaban a viva voz. En bolsas de polietileno traían ropa de bebé y frazadas que recolectaron de varias casas del lugar. María de los ángeles dio a luz en el frio cemento, sin un médico que la asistiera. Fueron años muy duros para los padres de Jesús, hasta que murieron cuando él aprendiera a leer. Un trágico accidente sucedió cuando la familia trabajaba vendiendo adornos de madera que José Navidad fabricaba. Un camión perdió el control y aplastó la pequeña mesita donde José Navidad ofrecía sus trabajos, luego arremetió contra la pared y fue allí donde en cuestión de segundos sucedió toda la tragedia, pero Jesús por alguna razón no sufrió ningún daño, se lo encontró muy cerca del sitio encima de la basura. Según las investigaciones, se dijo que aparentemente, Jesús fue lanzado por su padre, cuando advirtió el peligro, pero no pudo hacer nada por María de los ángeles a quién solo alcanzó a tomarla por un brazo y abrazarla. Como Jesús no tenía familiares que cuidaran de él, aquellos tres ebrios, amigos de sus padres cuidaron del pequeño niño, debajo del viaducto de las bendiciones hasta sus 10 años.
El pequeño Jesús no se drogaba, pues había visto el daño que les hacía a quienes lo utilizaban pero no podía irse de aquel lugar, que a pesar de estar infestado de grandes ratas, era su hogar. En su mente de niño la experiencia se reducía a formas de sobrevivencia y alguna información recogida de revistas que encontraba en la basura.
Aquel día el pequeño Jesús caminaba sin rumbo, quería saber qué significaba la expresión “Bendición de Navidad”, la había leído en muchas revistas religiosas y a sus diez años no comprendía el porqué la gente repetía tantas veces esta especie de “Mantra”.


Los pequeños pasos de Jesús lo llevaron a una calle atestada de gente que observaba vitrinas, compraban regalos o simplemente admiraban las piezas navideñas expuestas. Naturalmente los precios eran en algunos casos como una pequeña fortuna, inalcanzable para la mayoría de la gente que solo contaba con una pequeña suma que debía ser distribuida entre hijos, padres y abuelos.
-¡señor, señor!- preguntó al primer hombre que encontró a su paso, el cual llevaba varios paquetes envueltos como regalos y esbozaba una amplia sonrisa de satisfacción.
-Dime pequeño, hoy me siento generoso, esta noche es Navidad, así que puedo regalarte algo.- Metió la mano en sus bolsillos buscando algunas monedas –
-no, señor, no- dijo el niño- lo que sucede es que me gustaría saber ¿qué son las bendiciones, porqué solo algunas personas las reciben, hay algo que causa que algunos niños reciban regalos y otros solo deban imaginarlos? –hey, hey espera, no tengo tiempo, debo llegar a casa, adiós amiguito-
El niño Jesús no cejaba en su empeño, uno a uno de los transeúntes era interrogado, algunos solo sonreían y seguían su camino haciendo sus compras, otros se enojaban y le lanzaban miradas de molestia. La mayoría ni siquiera le prestaba atención, por la hora o simplemente porque no sabían qué responderle al niño. Hora tras hora de aquel día en que se celebraría la navidad el niño Jesús interrumpía a los transeúntes de aquella calle comercial. Cerca de la medianoche decidió volver al Viaducto de las Bendiciones, muy cansado y apesadumbrado. Se dirigió al viaducto de las bendiciones, lo recorrió varias veces y al fin se dirigió debajo del mismo y se sentó en la piedra de costumbre. Alguien se acercó a él, Jesús se asustó y levanto la cabeza pues se empezaba a dormir.
-¿Quién es usted señor? –Preguntó- Soy alguien que quiere ayudarte con tu inquietud - ¿sí?-dijo Jesús- ¿Tú quieres saber sobre el significado de las bendiciones? Pues te diré: Las personas en general creen que las bendiciones deben ser principalmente materiales, regalos y más regalos, mientras más costosos mejor, sin embargo hay algunos pocos, muy pocos que piden una bendición espiritual, valores que les permitan vivir una vida mejor, donde las buenas acciones sean el motor de su vida. Como verás mi niño con las bendiciones materiales solo se satisface el Ego y con la segunda el Corazón.
-señor, hay palabras que no entiendo-preguntó Jesús- dime cual o cuales-respondió el desconocido- no entiendo que son los valores y qué es el Ego – Esta bien te explicare: los valores tienen la virtud de extraer lo mejor de cada persona, al ser bueno del hombre del mundo material, por ejemplo cuando hablas con la verdad entonces salen de tu corazón motivos para ayudar al que esta caído, te vuelves un ser generoso.
Al oír estas palabras recordó a su padre José navidad y preguntó asustado -¿papá eres tú?- Si hijo mío, -pero ¿Cómo?- estoy aquí, dijo José navidad por una razón importante, debemos iniciar juntos un viaje – ¿y mamá, podré verla?- claro que si- pero antes debes saber que te bautizamos con el nombre de Jesús para que no olvides que el amor y la alegría son dos valores que pueden generar obras para otras personas menos favorecidas que tú.
Recuerda lo que tu madre María de los Ángeles decía sobre la familia, que debe estar unida para que haya felicidad y paz en tu vida. Lo material pierde su brillo, cuando se comparten valores como la humildad y el respeto a tus amigos y fundamentalmente con quienes estén muy cerca de tu espíritu y no olvides ser benevolente con ellos guiando tus actos con sabiduría, aquella que se desprenderá de tu experiencia. La educación en este mundo actual es muy costosa y tal vez no llegues a tener una educación completa, sin embargo la sabiduría la podrás tener sin costo, solo debes abrir los ojos, alertar tus oídos y guiar tus ojos a los detalles esenciales que hacen de la vida una bendición.- ahora entiendo eso de los valores-dijo Jesús-pero me falta algo, el EGO, ¿que es?- Hijo amado, el Ego es el veneno del alma, debido a que muchas personas, no todas felizmente, se aprecian a sí mismas , tanto que sin quererlo o queriéndolo desprecian a los que no tienen bienes materiales . Las personas que tienen un gran Ego no aprecian los valores espirituales, solo buscan riqueza y más riqueza material. Mientras este diálogo se sostenía, el tiempo transcurría y ninguno de los dos se percató que la medianoche había llegado y que mucha gente transitaba por el viaducto de las Bendiciones, algunos oraban otros pedían en voz alta por sus negocios y posesiones, mientras debajo del viaducto un niño dormía para siempre con una sonrisa.
Jesús, el niño de diez años recibió las verdaderas bendiciones, vivió para ver donde muy pocos niños en el planeta podían ver, el corazón de sus padres donde había un mundo de valores que hacen del hombre un mejor ser humano, él había sido colmado de los valiosos regalos envueltos en verdaderas bendiciones…

Fin.